La "corrección política" en boga en el Hemisferio Occidental, es impuesta, a través de la superpotencia norteamericana, por el Sionismo cuyo ámbito político es, por supuesto mucho más amplio que el territorialmente pequeño Estado de Israel. Esa corrección política es como el catecismo de esa auténtica religión laica que se llama Democracia.
Es una religión porque tiene sus dogmas de fe, impuestos a los pueblos occidentales desde la Revolución Francesa: La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad: Tiene sus sacramentos, el principal de los cuales es el Sufragio Universal: tiene sus parroquias, cuales son los estados y estaditos con prerrogativas sobre sus feligreses, es decir, sus súbditos (que procede, etimológicamente del vocablo latín subditus, que significa sujetado, dominado).
Como cualquier otra religión también la Democracia promete su Paraíso a sus adeptos. Es un Paraíso Terrenal, que los bienpensantes de la Derecha y de la Izquierda llaman, respectivamente, Globalización y Mundialización.
Tiene su "Santa Sede" en Nueva York, con prelaturas cuyos nombres son, entre otros, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización de las Naciones Unidas con sus numerosas dependencias cuyos tentáculos se extienden hacia otras religiones, todavía renuentes a abrazar la verdadera Fe, como Rusia, China o el Islam. Tiene su Tribunal de Delitos Eclesiásticos, cual es llamado Tribunal de Justicia Internacional de la Haya, que admite a trámite, obligatoriamente, los anatemas fulminados desde las prelaturas neoyorquinas y, atiende especialmente a las denuncias presentadas por su Fiscalía, llamada "B´Nai B´Rith". Tiene, igualmente, su prelatura económica, cual es el "Federal Reserve Board", reguladora de los valores materiales desde su Santa Sede neoyorquina. Y tiene, en fin, cuando algún díscolo hereje se desmanda pretendiendo pensar u obrar por su cuenta, la facultad de mandar a sus zelotes, cual modernos "cruzados", a inflingirles el castigo que merecen e imponerles, mayestáticamente, la consiguiente penitencia, sin apelación posible. Aunque esos "cruzados" no lleven como distintivo la cruz, sino, trazada con tinta invisible -aunque discernible para los iniciados- una estrella de seis puntas. Además, fuera de los órganos rectores de la Iglesia Democrática, pero cooperando activamente con la misma desde un laicado comprometido y militante, existen diversas organizaciones y entidades que, en puntos determinados del tiempo y espacio, hacen una efectiva labor de apostolado hasta que, paulatinamente se van extinguiendo cuando dejan de ser imprescindibles en determinadas áreas geográficas; tal es el caso de la Franc-Masonería en los Estados Unidos, aún cuando su concurso continúe siendo útil en ciertas zonas de Europa y de Sudamérica.
Joaquin Bochaca, extracto de "El descrédito de la realidad o la dimensión desconocida".

¡Magnífico!
ResponderBorrarGracias por compartirlo.
Saludos