Este es un texto no editado de Mota que es fundamental, hoy muchos se preocupan de catalogar razas, de buscar votos contra los inmigrantes o contra el islam, mientras que la base de todo está en el socialismo, en la Comunidad, en oponerse a los poderes físicos y mentales del dinero.
Este texto fue escrito cuando ya había dejado Cedade.
Posteriormente aún consideraba más importante este tema cuando muchos ex camaradas se dedican a la derecha, con la excusa ‘identitaria’ o electoralista.
La Fidelidad a nuestros mártires y nuestro pasado es un deber ético, el Socialismo es nuestra base política. Hoy, como dice Mota, en vez de ‘Naciones’ el socialismo debe aplicarse a todas las razas y pueblos, según su forma de vida y su capacidad de implementarlo.
Mientras estaba realizando un estudio sobre la propaganda impresa en español por el III Reich, -tanto en Alemania como en sus embajadas u ocasionalmente en editoriales paralelas-, me he percatado de algo que siempre había sabido, pero que ahora puedo afirmar con más conocimiento de causa, esto es, que el tema dominante de la propaganda nacionalsocialista hacia el exterior - y también en el interior, pero esto sería motivo de otro estudio- lo constituía la parte socialista del ideario del partido y del estado. Esto resulta absolutamente evidente. El obrero, el trabajo, la vida campesina y la política social, fueron los temas que los gobernantes del III Reich querían exportar, querían dar a conocer como emblemáticos de su ideario político. Veamos un resumen de los títulos de tales publicaciones:
-Dr. Robert Ley, "El Frente Alemán del Trabajo: Su Origen y su labor". 31 páginas. Salamanca 1934
-Dr. Robert Ley, "Un Pueblo conquista la alegría". 33 páginas, editado por el Frente Alemán del Trabajo en 1937.
-Lorenzo Navarro, "La Administración Social del Estado Alemán", Salamanca 1937, 14 páginas.
-Lorenzo Navarro, "¡Manos a la obra!", Salamanca 1937,22 páginas.
-Fritz Mang, "El obrero alemán en el nacional-socialismo". Ávila 1939, 67 páginas.
-Autores diversos, "El Triunfo del Trabajo", Embajada Alemana, Salamanca 1939. 108 páginas.
-Opiniones de Destacados jefes nacionalsocialistas, "Socialismo contra Marxismo", Barcelona 1939, 256 páginas.
-Anónimo, "Alemania en sus instituciones sociales", Barcelona, 1940. 56 páginas.
-Hermann Bente, "La Política Agraria Alemana", Berlín 1940, 30 páginas.
-Wilhelm Lotz, "Belleza del trabajo en Alemania", Berlín 1941, 59 páginas.
-Dr. Ludwig Heyde, "La situación del obrero alemán", Berlín 1941. 55 páginas.
-Dr. Robert Ley, discurso del 21 de noviembre de 1941, Berlín 1941,16 páginas.
"Hans Dittmer, "El Labrador en la Gran Alemania", Berlín 1941, 72 páginas.
-Willi Jung, "Juventud Obrera Alemana", Berlín 1941, 62 páginas.
-Müller-Brandenburg, "La Labor del Servicio de Trabajo Alemán", Berlín 1941, 34 páginas.
-Hans Munter, "¿Por qué está el obrero alemán con Adolf Hitler?", Berlín 1941, 32 páginas.
-Gustav Hägermann, "Asistencia a los ancianos y débiles en Alemania", Berlín 1941. 39 páginas.
-Frente Alemán del Trabajo, "Empresas Modelo en Alemania", Berlín 1941, 32 páginas.
-Anónimo, "Los Productores españoles en Alemania", Madrid 1942, 32 páginas.
-Hans Dittmer, "La Ordenación de los mercados un camino para el saneamiento de la agricultura", 40 páginas, Madrid 194?
-Francisco Aguilar y Paz, "Alemania y la Moral de Trabajo", Madrid 194?, 24 páginas.
-Frieda Sopp, "El Servicio de Trabajo de las Muchachas Alemanas11, Berlín 194?, 98 páginas.
-Otto Marrenbach, "Los Fundamentos del Orden Social Alemán. La Obra del Frente Alemán de Trabajo”. Madrid 194?. 213 páginas.
Y otros, cuya de cuya existencia tengo evidencia pero que no obran en mi poder.
Creo que la lista es suficientemente explícita y habla por sí misma. Y eso sin contar los numerosos artículos en las 34 revistas que se editaban en el III Reich en español, o en alemán en territorios de habla hispana. Pero, siendo tan evidente que el programa socialista del III Reich era la punta de lanza de la propaganda nacionalsocialista, siendo tan evidente que la auténtica revolución de Hitler era una revolución obrera y no quedando dudas respecto a la relevancia que tuvo en la ideología nacional socialista el tema obrero, después de la guerra los partidos supuestamente continuadores de la ideología de Hitler, o los otros paralelos o similares, así como los actuales neo-nazis, se han olvidado totalmente del ideario socialista de Hitler. Curiosamente los temas que ahora preocupan de manera casi exclusiva a los neo-nazis -y eso era igual hace 40 años-, son el racismo, judíos, masones, revisionismo, SS, uniformes y cuatro páginas bélicas de la historia. Todo lo demás, cultura, arte, educación, defensa de la naturaleza, técnica de estado, derecho, justicia, moda, cine, deporte, juventud, mujer, funcionariado, política fiscal y económica... y naturalmente agricultura y política obrera, han pasado totalmente desapercibidos, incluso es digno de mención que el único aspecto, al menos paralelo al tema socialista que ha merecido un poco la atención de los neo-nazis, ha sido la denuncia del capitalismo y del sistema financiero, aunque casi todo circunscrito al libro de Gottfried Feder, "El manifiesto para el quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero" (*), pero ni siquiera este tema mereció el interés de !a propaganda en español del III Reich. La propaganda nacionalsocialista -excepto la propiamente dicha propaganda de guerra-, se limitó a defender su propio ideario y no a atacar el de los demás. En cuanto al tema judío, por ejemplo, la propaganda del III Reich le dedicó muy pocas publicaciones -4 hasta donde yo sé- y de ellas tres en tirajes muy limitados. Nada de masones, sociedades secretas, etc. y muy poco de tema militar, organización, uniformes, etc.
Para mi formación ideológica personal, fueron decisivos tres textos que indico, "La Labor del Partido en pro de los alemanes", "El Servicio del Trabajo de las muchachas alemanas" y "Belleza del Trabajo en Alemania". También, como cuarto texto, "El Labrador en la Gran Alemania". Otros temas socialistas no los encontraría hasta más tarde. Así pues eso fue lo que posiblemente orientó mi interés por el nacionalsocialismo de manera diferente a otros partidos o personas contemporáneas. No hace falta decir que en Cedade el espíritu socialista estuvo siempre presente, no sólo a través de mis libros "Hacia un socialismo europeo" o "Nuestro socialismo”, sino también en multitud de artículos, firmados por varias personas, en los que el tema obrero, campesino y socialista adquiría una especial relevancia.
Pero eso fue, repito, único y muy raro. La prueba es que la re-edición del folleto editado en el III Reich, "Asistencia a los ancianos y débiles en Alemania", solo mereció 3 pedidos y en cuanto a una serie de fotocopias que incluían "¿Por qué el obrero alemán está con Adolf Hitler?", también texto de la época, el éxito fue mucho más importante, pues los pedidos se duplicaron y llegaron a seis. No hace falta decir que cualquier libro sobre los temas que ahora interesan a los neo-nazis, se acaban en pocos días y eso pese a las dificultades de distribución y venta, al margen de las limitaciones impuestas recientemente por el Estado para la difusión de todo pensamiento que no sea el suyo. Bastará como ejemplo decir que hace poco ha aparecido un texto raro y que nadie conocía, donde se detalla la legislación eugenésica del III Reich, texto editado en la época. Puedo asegurar que este texto circulará y se reeditará por un medio u otro y adquirirá una cierta difusión, mientras que los trabajos mencionados antes, nadie los reeditará. (NE: Los editó ‘Devenir Europeo’ gracias a la iniciativa de Mota)
Pero para acabarlo de complicar, cuando aparece alguna persona que se interesa por la parte socialista del III Reich, normalmente es un inadaptado, que al estar contra el capitalismo gobernante, apoya cualquier cosa que se le oponga y no es raro que la reacción sea la misma que en algunos sectores de los primeros falangistas, que ante la oposición al sistema establecido, meten en el mismo saco a Lenin y a Hitler, pues en definitiva, son revolucionarios y de eso se trata, de revolucionar a toda costa. Esos revolucionarios inadaptados, son de la misma naturaleza que Strasser o Rohm, son hombres que están contra el sistema y cuando llegan al poder, siguen estando contra el sistema aunque ahora el sistema sean ellos. Van contra el poder del Estado, de cualquier Estado, incluso del suyo.
Esos individuos de los que por suerte no hay muchos, son tan poco interesantes para la causa socialista como los que propiamente no se interesan por ella. Pero si los enemigos del nacionalsocialismo pueden vanagloriarse de haber acabado con él, eso no ocurrió en 1945 cuando en definitiva la único que fue destruido fue lo externo, quedando íntegramente intacto todo lo interno, sino hoy cuando precisamente ocurre al revés, hay algunas manifestaciones externas, pero que carecen de contenido, auténticos globos que parecen muy grandes a primera vista pero que esperando con paciencia acaban por perder todo el aire.
Pero si en muchos puntos del programa nacionalsocialista puede apreciarse una vigencia casi total, es evidentemente en el tema socialista donde la actualidad es permanente. La situación es exactamente la de aquellos años, las leyes anti-sociales actuales van destruyendo todo lo laboriosamente conseguido, la inmigración es usada para mantener un índice de paro suficiente para tener controlados a los obreros por el miedo a perder el trabajo, pero los incautos de los neo-nazis critican a los inmigrantes y convierten en racial un tema, que no es sino social-capitalista. En definitiva los pobres inmigrantes de hoy no son sino los esclavos del siglo XX y que como tales reciben todos los palos, aunque la prensa y los políticos los defiendan... de palabra, claro.
En el nacionalsocialismo, es el término nacional el que ha perdido su primitivo significado. El término socialismo sigue siendo vital hoy día, en una época en la que ya no existen socialistas, y en la que los sindicatos son una broma, pues sus dirigentes no viven "para" sino "de" los sindicatos.
Contrariamente el término nacional ha quedado pequeño, excepto si lo aplicamos ahora a Europa en vez de a las naciones que la integran, pero aun así quedaría incompleto, por ello quizás el pensador suizo Gastón Amaudruz acuñó poco después del final de la guerra el término "social-racismo" o lo que habría sido más claro "racial-socialismo" para definir mejor la opción moderna continuadora del III Reich. Pero sea o no el término adecuado el de "racismo", "racial", "racialista" para definir que el socialismo que antes tenía ámbito nacional ahora lo tiene racial, lo cierto es que la revolución socialista alemana del lII Reich sigue siendo válida en todos sus planteamientos, y si un día el nacionalsocialismo vuelve a tener opciones políticas, no será por denunciar la presencia en Europa de unos inmigrantes que son tan víctimas del sistema como nosotros, sino para movilizara las masas trabajadoras contra especuladores y financieros. En los últimos diez años hemos asistido en España -y supongo que en Europa- a la destrucción sistemática de toda política social -no ya socialista-, los trabajadores en estos momentos no tienen ya ninguna ventaja, pueden ser despedidos con indemnizaciones ridículas y aunque una parte de ellos vuelve a encontrar trabajo, es a base de hacer lo mismo que antes pero cobrando poco más de la mitad, pueden ser cambiados de residencia y de puesto de trabajo, se le puede contratar por días, se les reducen las prestaciones sociales, se les promete que no cuenten con la pensión cuando se jubilen... en todos estos años los obreros no han logrado dar ni un pequeño paso adelante, ni siquiera teórico y aunque fuese con la única finalidad de embaucarles. Les han destruido todo lo que tenían y ni siquiera los engañan prometiéndoles un futuro mejor, al contrario, les piden que sean conscientes de su suerte pues al menos, algunos tienen trabajos esporádicos e incluso hay una pequeña minoría que lo tiene fijo.
El socialismo de Hitler pasa evidentemente por la desaparición del clasismo. No son los obreros contra los patronos, sino patronos y obreros contra la finanza apátrida internacional. Así pues hemos de ser conscientes de que, aunque resulta duro de aceptar, los patronos también forman parte del socialismo, del frente productivo que se opone al frente especulativo. Ello resulta especialmente difícil en una época como la actual en la que podemos ver que la mayoría de empresarios se apuntarían al tráfico de esclavos con la única condición de que fuera legal, por ello la lucha socialista debe también enfocar su propaganda a la conversión de los empresarios a los ideales socialistas y cristianos que defendía el nacionalsocialismo. En definitiva un empresario que sea un buen cristiano -y no me refiero a que vaya a misa cada domingo sino a que su sentido de la vida sea profundamente cristiano-, será también un buen socialista, pero la propaganda capitalista que ha hecho que los obreros tengan que leer la crónicas financieras de los periódicos para intentar no perder el poder adquisitivo de sus ahorros, ha convertido al empresario en un ser inanimado preocupado únicamente por fabricar beneficios a toda costa. Aunque el estado dictatorial capitalista llega a extremos inauditos en la limitación de las libertades individuales de los empresarios, éstos siguen dócilmente a sus amos aterrados no de una perspectiva de mendicidad como muchos obreros, sino simplemente de una "inspección de hacienda". Los dictadores capitalistas imponen a los empresarios una serie de controles que llegan a lo más absurdo. En primer lugar actúan como recaudadores de impuestos reteniendo cantidades en sus pagos a obreros o profesionales e ingresándolos en las cuentas del Estado, lo cual carece absolutamente de lógica; en segundo están obligados a presentan una relación anual de todos los clientes y proveedores cuya ventas o compras superen cierta cantidad, es decir, tienen que dar el fichero de sus clientes al Estado el cual "garantiza" el secreto y todas esas mandangas, pero suponemos que debe existir un "mercado", -secreto naturalmente como está garantizado-, que debe sacar rentabilidad a esa información. Además, por si fuera poco, toda ésa información ha de ser facilitada en forma informática para que el Estado pueda cruzar datos más fácilmente, y naturalmente esos medios cambian cada año y el teléfono de información de hacienda comunica siempre, pero se ha de entregar bien y a tiempo bajo riesgo de sanciones. El tercer lugar las empresas tienen que facilitar al Estado y demás organismos regionales o municipales entre 3 y 6 formularios estadísticos, con detalle de todos los datos que les faltan en los otros documentos que están obligados a presentar. Además de esto, claro, está el balance anual, las declaraciones de IVA, las complicadas cotizaciones a la seguridad social, los impuestos varios y diversos y una serie interminable de normativas que aparecen cada año y que son totalmente inoperantes, sobre sanidad, seguridad, embases recuperables... lo cual genera todo un sub-mundo de asesores, gestorías, abogados, consultores, etc. que no intentan cumplir las disposiciones, casi siempre sin lógica ni provecho, sino simplemente esquivarlas dentro de la "legalidad". Y naturalmente hay que añadir la dictadura bancaria donde los clientes tienen que adaptarse al funcionamiento de los bancos en vez de ser al revés, o las inspecciones de hacienda donde los errores se pagan y se pagan bien. En estos momentos debe haber unos cuantos miles de funcionarios estudiando la manera de complicar más las cosas y se llegará a tener que parodiar a Bernard Shaw cuando decía que hemos tardado veinte años que solucionar cosas que se habrían podido arreglar en cinco minutos y ahora tendremos que arreglar en cinco minutos lo acumulado durante veinte años.
Sin embargo, pese a ese pressing permanente de la dictadura capitalista sobre los empresarios, estos se limitan a trasladar las presiones a sus obreros. No se atreven a hacer frente a la voracidad del Estado, ni por medio de actitudes individuales ni por medio de actitudes políticas. El famoso "cierra de cajas" que llevó a numerosos empresarios catalanes a la cárcel a principios de siglo por negarse a pagar los impuestos, sería hoy inaudito. Por el otro lado los obreros están aterrados ante la perspectiva de perder sus trabajos, y callan, callan, aguantan y sufren, ante la indiferencia de sindicatos y partidos llamados socialistas y que se han vendido cuando no regalado al sistema. Si nosotros permanecemos indiferentes a este panorama desolador, y nos preocupamos únicamente de discutir sobre temas históricos, cuestiones biológicas y raciales o conspiraciones internacionales -que existen, dicho sea de paso-, perderemos de vista la realidad y la realidad no es otra que la evidencia de que el socialismo fue lo que dio el poder a Hitler, fue lo que le preocupó y a lo que dedicó toda su fuerza y su vida. También se dedicó evidentemente a la guerra que le fue impuesta, y el ejército tenía uniformes muy bonitos y unos tanques que en maqueta son muy "chulos", pero eso no es nacionalsocialismo. La ideología de Hitler es ante todo armonía social. Obreros y empresarios juntos contra la especulación y la finanza, obreros y empresarios juntos contra la dictadura capitalista y aunque ya sabemos que la mayoría de los empresarios son unos machos cabríos, hemos de intentar comprender que también ellos son víctimas y que hay que ganarlos para la causa del trabajo, no, evidentemente, pasando por el tubo, pero no olvidando que sin un frente productivo unido y sólido, todo va a quedar como está. Y en el frente productivo se han de integrar también los inmigrantes que se hallan tan o más explotados que los otros. La solución del problema social derivado de un porcentaje demasiado elevado de personas ajenas al propio país, es un problema de otra índole y secundario. El sistema vive y existe gracias exclusivamente a fomentar el enfrentamiento entre obreros y patronos, la única vez que un partido realmente socialista, logró unir a unos y otros contra el verdadero enemigo, el sistema capitalista se desmoronó como lo que es, un castillo de naipes que se mantiene porque nadie tiene el valor de soplar sobre él o mover un poco la mesa en la que se sustenta. Todos esos servidores de la dictadura capitalista, no son sino un atajo de burócratas incapaces de enfrentarse a nada personalmente pero capaces de organizar una guerra mundial -a la que irán los obreros a luchar, naturalmente-, si con ello pueden ganar cinco duros. Hoy por hoy nuestro socialismo, es el único socialismo y con este socialismo nada tiene que ver ni Lenin, ni Marx ni los equivalentes nacionales. No nos dejemos engañar. Esos señores son tan servidores de la dictadura capitalista como los grandes financieros pues, unos y otros, contribuyen a la división clasista que mantiene en el poder al sistema. Como decía en una ocasión J.B. nosotros no somos ni de derechas ni de izquierdas, sino de arriba, y de arriba tiene que llegar la solución. Al igual que los médicos recomienzan la ingestión de vitaminas para fortalecer el organismo y hacerlo más sólido y resistente a posibles enfermedades, yo recomendaría a mis lectores que se programasen unas dosis periódicas de socialismo, leyendo los textos relacionados más arriba, y así poco a poco se darían cuenta de que hay cosas más importantes que discutir hechos históricos del pasado. Si quieren mirar o investigar en el pasado, que vean en "El Triunfo de la Voluntad" a esas masas de soldados de la pala, nueva mística del trabajo convertida casi en orden de caballería, o en el video "Great Conductors of the Third Reich" (NE: está editado por Ed Walhalla) -que se puede adquirir en muchos grandes almacenes, aunque mejor encargarlo en la pequeña tienda de la esquina- los conciertos en las fábricas con los obreros atentos a la sublime música de Wagner u otros compositores, en un Estado que quería, por encima de todo, elevar el nivel intelectual y moral de los obreros, en vez de sumirlos en oscuras discotecas, ruidosas y malsanas. No sólo no luchar, sino permanecer indiferentes a la lucha socialista, ha de ser considerado una alta traición a los ideales nacionalsocialistas.
(*) Este libro de Feder es muy interesante, pero curiosamente también se tradujo, después de la guerra, el otro libro de Gottfried Feder, "Los Judíos" y no su obra, mucho más interesante e indiscutiblemente la principal del mencionado autor, "Der Deutsche Staat auf nationaler und sozialer Grundiage" (142 páginas) donde expone toda su teoría política o social.
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