lunes, 1 de abril de 2019

¿DEBE ESPAÑA PEDIR PERDÓN POR LA CONQUISTA? por GASTÓN ABELLÁN



Empecemos por señalar que los mexicanos no descendemos de los aztecas (aunque algunos sí, indudablemente), antes descendemos de los tlaxcaltecas, los más fieles aliados de Cortés…

Un 13 de agosto de 1521, un gran ejército indígena: tan solo los tlaxcaltecas sumaban 16 mil efectivos, cholultecas, huetjozingas, texcocanos, cempoaltecas, chinantecos, otomíes, chalquenses y —menos de un millar de españoles—, acaudillados por Cortés, conquistaron a los mexicas; constituyendo dicha gesta el hecho fundacional de nuestra patria.

A título de curiosidad: arrasada la ciudad, el capitán español ofreció a sus huestes un gran banquete en Coyoacán: los suyos mataron a unos cerdos recién traídos de Cuba y los indios pusieron las tortillas (Tlaxcala significa, por cierto, ‘Lugar de las tortillas’…) nació así el taco de carnitas.

Los tlaxcaltecas, por su parte, no se limitaron a tomar la ciudad sino que acompañaron a don Hernando en sucesivas conquistas, dispersandose y estableciéndose a lo largo y a lo ancho de lo que se convertiría en nuestro país.

A ellos debemos la conquista de nuestros territorios del norte, incluyendo parte de los actuales Estados Unidos, la conquista del Pánuco, la conquista de Soconusco, la conquista de Guatemala (a donde fueron acompañando al capitán Pedro de Alvarado) y la conquista de las Filipinas, antaño territorio novohispano; sí, los bravos tlaxcaltecas llegaron hasta las islas Filipinas en donde aún puede rastrearse su herencia biológica…

Fieles hasta el final, en vísperas de la independencia, manifestaron por escrito su lealtad a la Corona y su repudio a la insurgencia. Años más tarde, suprema ironía, Juárez los llamaría por ello «raza de traidores» (y digo suprema ironía porque el presidente Juárez siempre fue abiertamente proyanqui…).

Conseguida nuestra fallida independencia —que fue obra de los hijos de los españoles—, es decir de los ‘criollos’, independencia que se tradujo en una desgracia tras otra, fue del todo preciso inventar un discurso victimista que no ha cesado de causar efecto hasta el día de hoy: todos nuestros males son obra de España, cuando la verdad es que de no mediar la Conquista no existiríamos...

España, sin embargo, es bueno saberlo, en aquellos tiempos no solo no estaba constituida como nación, sino que Cortés actuó en un principio al margen de la legalidad, no siendo posible, pues, atribuir su empresa a un estado que estaba inmerso en un proceso de consolidación del cual llegamos a ser parte: sí, jamás fuimos una colonia sino un reino, un reino que se hallaba en plano de igualdad con el resto de los reinos que se encontraban en la península… Igualdad avalada por el mestizaje (consigna que fuera proclamada por Isabel de Castilla...) y avalada por la evangelización: significativamente no se evangelizó a los negros...

La nobleza local no solo emparentó rápidamente con los extranjeros sino que incluso edificó solares en Europa: actualmente hay más descendientes de Moctezuma en la Madre Patria que en México

Pretender, por tanto, que España pida perdón por los hechos ocurridos hace 500 años es lisa y llana estupidez, antes considero que sería digno de encomio que se iniciara una campaña destinada a recuperar nuestros territorios del norte robados por el enemigo estadounidense: estoy seguro de que muchos aplaudiríamos eso…

Ahora bien, aparte de los tlaxcaltecas (que como mencionara se esparcieron por todos lados) y de muchas otras etnias, los españoles también son nuestros ancestros y los conquistadores, en concreto, en su mayoría, se quedaron acá no se regresaron a la península.

Los insensatamente idealizados «aztecas» fueron un pueblo brutal y sanguinario que consiguió hacerse odiar por todos cuantos les rodeaban, pretender que Cortés con unos poquitos españoles, unas armas primitivas y unos cuantos caballos pudo ponerle fin a un imperio tan poderoso es afrentar a los pueblos indígenas que hallaron en el capitán un valioso aliado.

Mencionaré, por último, que la marginación que sufren hoy los nativos no es por culpa de España, es la triste herencia de los liberales decimonónicos, «los buenos» según la historia oficial (y los antecesores de los neoliberales de hoy en día), entre ellos de San Benito Juárez y su camarilla que, por medio de las Leyes de Desamortización, los despojaron de sus tierras…

En fin, saque el lector sus propias conclusiones.

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